lunes, 3 de junio de 2013
martes, 21 de mayo de 2013
Composición del Himno Nacional Mexicano
FRANCISCO GONZÁLEZ BOCANEGRA Y EL HIMNO NACIONAL MEXICANO
¿Por qué lo creó?
El 12 de noviembre de 1853, bajo la presidencia de Antonio López de Santa Anna, el Ministerio de Fomento, a cargo de Joaquín Velázquez de León, publicó una convocatoria para la creación de un Himno Nacional, que firmada por el oficial mayor, Miguel Lerdo de Tejada, ofrecía un premio “a la mejor composición poética que pueda servir de letra a un canto verdaderamente patriótico”, y señalaba un perentorio plazo de veinte días para presentar el trabajo.
González Bocanegra no intentaba tomar la pluma para concursar, arguyendo que no era su estilo, que una cosa era escribir versos para la mujer amada y otra muy distinta tener la inspiración para escribir un himno a la patria. Pero Guadalupe González del Pino (Pilli), tenía una fe inmensa en la calidad poética de su novio. Como Francisco se negaba a presentarse al certamen, a pesar de la insistencia de Pilli y de sus amigos, ella, con un pretexto lo guió hasta una pieza aislada de su casa en la calle de Santa Clara (hoy Tacuba) número 6; lo encerró, y se negó a abrirle mientras no le pasara por debajo de la puerta la composición que iría al concurso.
Mucho trabajo le costó a González Bocanegra empezar a escribir su canto a la Patria. Tuvo que repasar mentalmente todas las vicisitudes que había vivido México, los logros, los fracasos, los ideales… y, despertada la inspiración, fluyeron los versos casi sin corrección, casi sin dudas… y después de cuatro horas de trabajo, esos versos, improvisados en cuanto a su forma, pero detenidamente pensados y sentidos en cuanto a su contenido, pasaron por debajo de la puerta cerrada de las manos del poeta a las de su musa, y de las de ella a la historia.
¿Por qué lo creó?
El 12 de noviembre de 1853, bajo la presidencia de Antonio López de Santa Anna, el Ministerio de Fomento, a cargo de Joaquín Velázquez de León, publicó una convocatoria para la creación de un Himno Nacional, que firmada por el oficial mayor, Miguel Lerdo de Tejada, ofrecía un premio “a la mejor composición poética que pueda servir de letra a un canto verdaderamente patriótico”, y señalaba un perentorio plazo de veinte días para presentar el trabajo.
González Bocanegra no intentaba tomar la pluma para concursar, arguyendo que no era su estilo, que una cosa era escribir versos para la mujer amada y otra muy distinta tener la inspiración para escribir un himno a la patria. Pero Guadalupe González del Pino (Pilli), tenía una fe inmensa en la calidad poética de su novio. Como Francisco se negaba a presentarse al certamen, a pesar de la insistencia de Pilli y de sus amigos, ella, con un pretexto lo guió hasta una pieza aislada de su casa en la calle de Santa Clara (hoy Tacuba) número 6; lo encerró, y se negó a abrirle mientras no le pasara por debajo de la puerta la composición que iría al concurso.
Mucho trabajo le costó a González Bocanegra empezar a escribir su canto a la Patria. Tuvo que repasar mentalmente todas las vicisitudes que había vivido México, los logros, los fracasos, los ideales… y, despertada la inspiración, fluyeron los versos casi sin corrección, casi sin dudas… y después de cuatro horas de trabajo, esos versos, improvisados en cuanto a su forma, pero detenidamente pensados y sentidos en cuanto a su contenido, pasaron por debajo de la puerta cerrada de las manos del poeta a las de su musa, y de las de ella a la historia.
Patente del Himno Nacional Mexicano
DERECHOS DE AUTOR.
Una leyenda urbana sobre el estatus de los derechos de autor del himno cuenta que años después de la interpretación del mismo, una familia vendió los derechos musicales a una empresa alemana de edición musical llamada Wagner House. Se supone que Nunó debía regresar la música a través de los derechos del Estado a cambio de un premio del gobierno mexicano. No obstante, según el mito, los derechos de autor cambiaron de manos otra vez, esta vez fueron las del propio Nunó y dos estadounidenses, Harry Henneman y Phil Hill.
Sin embargo, esto no es correcto en realidad. Es verdad que Nunó, Henneman y Hill registraron la música con la empresa BMI, con la Edward B. Marks Music Company como la editora del himno. Ésta podría ser la versión que algunos han dicho que es propiedad en los Estados Unidos. No obstante, la ley de los derechos de autor en Estados Unidos declara que el himno mexicano está en el dominio público dentro de los Estados Unidos, dado que tanto la letra como la música fueron estrenadas antes de 1909. Además, bajo la ley de derechos de autor en México, el artículo 155 expone que el gobierno tiene los derechos morales, pero no los derechos de propiedad, de los símbolos nacionales, incluyendo el himno, escudos de armas y la bandera nacional; además de que también en México está en dominio público ya que se cumplieron los cien años establecidos para su liberación desde el 2008.
La siguiente es una historia real, narrada por Gabriel Larrea:
El Himno Nacional es una obra originariamente mexicana, pero el titular de los derechos de autor es la compañía Wagner y Lieven en Estados Unidos.
Cuando se hizo el concurso para la composición del Himno Nacional, se ofreció un premio a los ganadores, mismo que el gobierno mexicano nunca entregó; entonces ni Bocanegra ni Nunó cobraron lo que se habían ganado.
Mucho tiempo después se buscó a los herederos para darles el premio.
Y nadie se dio cuenta de que, aparte del concurso, estaban subyacentes los derechos de autor.
Los herederos los vendieron a esa prestigiosa empresa estadounidense.
Manuel Avila Camacho expropió los derechos, pero Avila Camacho no rige más que para México. Así que esta historia, que parece antigua, se refleja en la actualidad: cada vez que se toca fuera de México el Himno Nacional, se deben pagar regalías a los titulares de los derechos: la Wagner Lieven en Estados Unidos.
Una leyenda urbana sobre el estatus de los derechos de autor del himno cuenta que años después de la interpretación del mismo, una familia vendió los derechos musicales a una empresa alemana de edición musical llamada Wagner House. Se supone que Nunó debía regresar la música a través de los derechos del Estado a cambio de un premio del gobierno mexicano. No obstante, según el mito, los derechos de autor cambiaron de manos otra vez, esta vez fueron las del propio Nunó y dos estadounidenses, Harry Henneman y Phil Hill.
Sin embargo, esto no es correcto en realidad. Es verdad que Nunó, Henneman y Hill registraron la música con la empresa BMI, con la Edward B. Marks Music Company como la editora del himno. Ésta podría ser la versión que algunos han dicho que es propiedad en los Estados Unidos. No obstante, la ley de los derechos de autor en Estados Unidos declara que el himno mexicano está en el dominio público dentro de los Estados Unidos, dado que tanto la letra como la música fueron estrenadas antes de 1909. Además, bajo la ley de derechos de autor en México, el artículo 155 expone que el gobierno tiene los derechos morales, pero no los derechos de propiedad, de los símbolos nacionales, incluyendo el himno, escudos de armas y la bandera nacional; además de que también en México está en dominio público ya que se cumplieron los cien años establecidos para su liberación desde el 2008.
¿CUANTO SE PAGO POR EL HIMNO NACIONAL MEXICANO?
Una editora de EE.UU, dueña del derecho de autor del Himno Nacional Mexicano.La siguiente es una historia real, narrada por Gabriel Larrea:
El Himno Nacional es una obra originariamente mexicana, pero el titular de los derechos de autor es la compañía Wagner y Lieven en Estados Unidos.
Cuando se hizo el concurso para la composición del Himno Nacional, se ofreció un premio a los ganadores, mismo que el gobierno mexicano nunca entregó; entonces ni Bocanegra ni Nunó cobraron lo que se habían ganado.
Mucho tiempo después se buscó a los herederos para darles el premio.
Y nadie se dio cuenta de que, aparte del concurso, estaban subyacentes los derechos de autor.
Los herederos los vendieron a esa prestigiosa empresa estadounidense.
Manuel Avila Camacho expropió los derechos, pero Avila Camacho no rige más que para México. Así que esta historia, que parece antigua, se refleja en la actualidad: cada vez que se toca fuera de México el Himno Nacional, se deben pagar regalías a los titulares de los derechos: la Wagner Lieven en Estados Unidos.
lunes, 20 de mayo de 2013
Historia del Himno Nacional
Hubieron de transcurrir treinta años de convocatorias, pruebas y rectificaciones durante el Siglo XIX para que México conociera su Himno Nacional actual.
La primera composición del Himno Nacional, creada por José Torrescano, se estrenó en 1821. Sin embargo, esta obra alcanzó poco grado de institucionalidad y aceptación en el ámbito de la sociedad civil mexicana.
Transcurrieron dieciocho años. La Academia de San Juan de Letrán lanzó entonces una Convocatoria con el propósito de crear la Letra de un Himno Nacional mexicano.
A la convocatoria llegaron treinta composiciones, de las cuales dos fueron seleccionadas recibidas: la del estadounidense Andrew Davies Bradburn, y otra del poeta Félix María Escalante. La musicalización de la obra de Bradburn fue escrita por el austriaco Henry Hertz. Empero, dicho Himno tampoco tuvo una recepción favorable entre el pueblo mexicano. Otro intento fallido que registra la Historia fue el del poeta de origen cubano, Juan Miguel Lozada, y del compositor europeo Carlos Boscha.
En el año 1853, Antonio López de Santa Anna convocó, por conducto de Miguel Lerdo de Tejada, un nuevo concurso Literario-Musical, cuya convocatoria establecía como propósito el que hubiera “un canto verdaderamente patriótico que, adoptado por el Supremo Gobierno, sea constantemente 0el Himno Nacional".
Los escritores José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado fueron los integrantes del Jurado Calificador, el cual determinó que la composición literaria de mayor mérito era aquella que había sido presentado con el siguiente título: "Volemos al combate, a la venganza, Y el que niegue su pecho a la esperanza, Hunda en el polvo la cobarde frente".
El autor de la Letra premiada era el Maestro Francisco González Bocanegra, originario de San Luis Potosí. No obstante, la música ganadora -compuesta por Juan Bottesini- no fue aceptada por el pueblo, por lo cual se lanzó otra convocatoria pública para presentar composiciones musicales para la Letra de Francisco González Bocanegra.
Se escribieron y recibieron quince composiciones musicales. Entre ellas, se falló a favor de la que ostentaba el epígrafe “Dios y Libertad”. Se procedió a buscar el sobre cerrado que debía contener el nombre del autor; dentro de él se encontró el epígrafe de referencia, así como las iniciales J.N.
De inmediato se publicó un aviso solicitando al autor se identificase debidamente. El 12 de agosto de 1854, el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, informó que el autor de la hermosa cortina musical era Don Jaime Nunó, músico catalán Director de bandas militares quien tras de residir en La Habana, Cuba, había llegado a México.
Tras los arreglos y ensayos de rigor, la composición adoptada como Himno Nacional, fue interpretada por vez primera la noche del 15 de Septiembre de 1854, en el teatro Santa Anna, que poco después cambio su nombre por el del Teatro Nacional.
Esta primera interpretación estuvo a cargo de una compañía de ópera italiana que se encontraba en México, dirigida por el maestro Juan Bottesini. La obra conjunta fue interpretada por el Tenor Lorenzo Salvi y la Magnífica Soprano Claudia Florenti.
El texto y música del Himno Nacional, autenticados por los tres poderes de la Unión, permanecen depositados por mandato Constitucional en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Nacional de Historia.
La primera composición del Himno Nacional, creada por José Torrescano, se estrenó en 1821. Sin embargo, esta obra alcanzó poco grado de institucionalidad y aceptación en el ámbito de la sociedad civil mexicana.
Transcurrieron dieciocho años. La Academia de San Juan de Letrán lanzó entonces una Convocatoria con el propósito de crear la Letra de un Himno Nacional mexicano.
A la convocatoria llegaron treinta composiciones, de las cuales dos fueron seleccionadas recibidas: la del estadounidense Andrew Davies Bradburn, y otra del poeta Félix María Escalante. La musicalización de la obra de Bradburn fue escrita por el austriaco Henry Hertz. Empero, dicho Himno tampoco tuvo una recepción favorable entre el pueblo mexicano. Otro intento fallido que registra la Historia fue el del poeta de origen cubano, Juan Miguel Lozada, y del compositor europeo Carlos Boscha.
En el año 1853, Antonio López de Santa Anna convocó, por conducto de Miguel Lerdo de Tejada, un nuevo concurso Literario-Musical, cuya convocatoria establecía como propósito el que hubiera “un canto verdaderamente patriótico que, adoptado por el Supremo Gobierno, sea constantemente 0el Himno Nacional".
Los escritores José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado fueron los integrantes del Jurado Calificador, el cual determinó que la composición literaria de mayor mérito era aquella que había sido presentado con el siguiente título: "Volemos al combate, a la venganza, Y el que niegue su pecho a la esperanza, Hunda en el polvo la cobarde frente".
El autor de la Letra premiada era el Maestro Francisco González Bocanegra, originario de San Luis Potosí. No obstante, la música ganadora -compuesta por Juan Bottesini- no fue aceptada por el pueblo, por lo cual se lanzó otra convocatoria pública para presentar composiciones musicales para la Letra de Francisco González Bocanegra.
Se escribieron y recibieron quince composiciones musicales. Entre ellas, se falló a favor de la que ostentaba el epígrafe “Dios y Libertad”. Se procedió a buscar el sobre cerrado que debía contener el nombre del autor; dentro de él se encontró el epígrafe de referencia, así como las iniciales J.N.
De inmediato se publicó un aviso solicitando al autor se identificase debidamente. El 12 de agosto de 1854, el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, informó que el autor de la hermosa cortina musical era Don Jaime Nunó, músico catalán Director de bandas militares quien tras de residir en La Habana, Cuba, había llegado a México.
Tras los arreglos y ensayos de rigor, la composición adoptada como Himno Nacional, fue interpretada por vez primera la noche del 15 de Septiembre de 1854, en el teatro Santa Anna, que poco después cambio su nombre por el del Teatro Nacional.
Esta primera interpretación estuvo a cargo de una compañía de ópera italiana que se encontraba en México, dirigida por el maestro Juan Bottesini. La obra conjunta fue interpretada por el Tenor Lorenzo Salvi y la Magnífica Soprano Claudia Florenti.
El texto y música del Himno Nacional, autenticados por los tres poderes de la Unión, permanecen depositados por mandato Constitucional en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Nacional de Historia.
viernes, 17 de mayo de 2013
Himno Nacional Mexicano
Coro
Mexicanos, al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón,
y retiemble en sus centros la tierra
al sonoro rugir del cañón.
ESTROFA I
Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino,
por el dedo de Dios se escribió;
Mas si osare un extraño enemigo,
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dió.
Coro
ESTROFA II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente
volverán inmortales a ornar.
Coro
ESTROFA III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente,
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó;
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos
sólo encuentra el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
Coro
ESTROFA IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
te defienda la espada terrible,
y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor;
El será el feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
Coro
ESTROFA V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
en las olas de sangre empapad:
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle
los cañones horrísonos truenen,
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
Coro
ESTROFA VI
Antes, patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie;
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y tus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la Patria aquí fue.
Coro
ESTROFA VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid:
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
Coro
ESTROFA VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar:
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
Coro
ESTROFA IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la patria en las aras sucumba,
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz:
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.
Coro
ESTROFA X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento,
los convoca a lidiar con valor:
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!
Coro
Mexicanos, al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón,
y retiemble en sus centros la tierra
al sonoro rugir del cañón.
ESTROFA I
Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino,
por el dedo de Dios se escribió;
Mas si osare un extraño enemigo,
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dió.
Coro
ESTROFA II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente
volverán inmortales a ornar.
Coro
ESTROFA III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente,
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó;
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos
sólo encuentra el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
Coro
ESTROFA IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
te defienda la espada terrible,
y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor;
El será el feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
Coro
ESTROFA V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
en las olas de sangre empapad:
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle
los cañones horrísonos truenen,
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
Coro
ESTROFA VI
Antes, patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie;
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y tus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la Patria aquí fue.
Coro
ESTROFA VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid:
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
Coro
ESTROFA VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar:
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
Coro
ESTROFA IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la patria en las aras sucumba,
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz:
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.
Coro
ESTROFA X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento,
los convoca a lidiar con valor:
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!
Coro
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